Eduardo Chillida: Alma y visión libre


24/05/2015 Facebook Twitter LinkedIn Google+ Novartia Subastas


 

Eduardo Chillida Juantegui es el escultor vasco más destacado del siglo XX, conocido por sus trabajos en hierro y en hormigón, continuador de la tradición de Julio González y Pablo Picasso.

Sus obras se caracterizan por su introducción en los espacios abiertos, integrándose para formar parte de ellos. Así, sus esculturas salen de su encierro en los museos, toman la calle y se acercan a cualquier persona que lo desee.

Nace en cuna de familia muy tradicional y arraigada en sólidas convicciones cristianas católicas. Siendo el hijo tercero del señor Pedro Chillida, de profesión militar que más tarde obtendría el rango de teniente coronel, con la soprano del Orfeón Donostiarra, Carmen Juantegui.

En su adolescencia decidió estudiar arquitectura y se muda a Madrid, donde abandonaría su carrera mucho antes, para concentrarse de forma exclusiva a la escultura y el dibujo, bajo los conocimientos allí adquiridos, como la relación entre volúmenes y espacio que ayudaría posteriormente a la conceptualización de sus futuros trabajos escultóricos.

Mientras tanto, mantenía una buena afinidad por los deportes, especialmente por el futbol, disciplina que tomó en serio y lo catapultó a la titularidad de la portería del club español Real Sociedad en esos años.

Eduardo Chillida futbolista

En 1948 decide mudarse a Paris y sintió una especial fascinación por el estilo arcaico de la escultura griega del Louvre. En esa primera etapa creó, utilizando terracota y yeso, una cantidad de esculturas influenciadas por la gran tradición figurativa.

Para el año de 1951 decidió instalarse con su esposa en el País Vasco y comenzó a trabajar con Manuel Illarramendi, de quien aprendió los secretos del complejo arte de la forja. Ese año fue el inicio de su éxito, pues realizó su escultura primaria en forma abstracta, llamada “Ilarik” una austera y primitiva estela donde se conjugan el hierro con la madera desmintiendo la antigua jerarquía entre una estatua y una peana.

Escultura de Eduardo Chillida

Esta obra marcó un antes y después a su trayectoria artística, no tanto por lo materiales utilizados, sino porque en ella se marcaban claramente, los conceptos que constituían su obra posterior como la materia, el espacio, la escala y el vacío.

Desde ese instante, se centró a trabajar con el hierro utilizando herramientas antiguas, y se hizo notable su preocupación por impactar en el espacio en diferentes obras, entre ellas: Espíritu de los pájaros I, Espacios perforados I. En el año 1952 realiza una escultura clave en su carrera denominada El Peine del viento I, (quizás la obra más emblemáticas del artista).

Eduardo Chillida escultura monumental

Esta última obra, la trabajó a lo largo de quince años, culminándola en el año 1977, cuando definitivamente pudieron engarzar las tres piezas de acero de la instalación. Se encuentra frente al mar que lo vio nacer.

Fue reconocido a nivel internacional durante la década de los años cincuenta al lograr exponer su arte en numerosos museos y galerías importantes de las ciudades de Londres, París, Nueva York y Milán, entre otros, así como también participar en concursos de suma importancia como lo fue el Bienal de Venecia en el año 1958, donde obtuvo el mayor premio a nivel internacional de escultura.

Mas tarde comenzó a experimentar con diversos materiales nuevos con los que creó Abesti Gogora en el año 1959, la primera escultura realizada en madera. En ese mismo año, realizó su primera obra con material de acero, llamada “Rumor de límites IV”.

Escultura abstracta de Eduardo Chillida

En 1971 llevó a cabo su primer trabajo en material de hormigón. En los años posteriores, continuó utilizando este material en una gran cantidad de obras, entre ellas: Lugar de encuentros III (Madrid, 1971), La casa de Goethe (Frankfurt, 1986), Elogio del agua (Barcelona, 1987), Elogio del horizonte (Gijón, 1990) o Monumento a la tolerancia (Sevilla, 1992).

El acero tomó forma en la mayoría de sus esculturas en la década de los 80’s y 90’s, entre éstas obras encontramos: Monumento a los Fueros (Vitoria 1980), Homenaje a Jorge Guillén (Valladolid 1982), Helsinki (Helsinki 1991), Homenaje a Rodríguez Sahagún (Madrid 1993), Jaula de la libertad (Trier 1997), Diálogo-Tolerancia (Münster 1997).

Este artista de alma y visión libre, vivió su sueño de tener su propio museo en el año 2000, cuando en Hernani, fue aperturado el lugar bautizado por el mismo como Chillida-Leku (Casa de Chillida.

Por sus magníficas obras, a Eduardo Chillida les fueron otorgados innumerables premios entre los que figuran: el Príncipe de Asturias en 1987 y la Orden Imperial de Japón en 1991. Asimismo, recibió la distinción como académico de Bellas Artes en Madrid, Boston y Nueva York, y la de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante (1996).

El día 19 de agosto de 2002 falleció en su ciudad de San Sebastián, en su casa del Monte Igueldo. Sus obras constituyen un gran legado, calificado por muchos como el mejor escultor español de finales del siglo XX.